De no reconocerse el precio internacional al ACPM, puede que la producción del combustible se direccione a los países que estén dispuestos a pagar dicho valor, generando desabastecimiento y obligando a incrementar los volúmenes de importación.
De no reconocerse el precio internacional al ACPM, puede que la producción del combustible se direccione a los países que estén dispuestos a pagar dicho valor, generando desabastecimiento y obligando a incrementar los volúmenes de importación. (Actualmente el país consume 6.3 millones de galones diarios de ACPM, de los cuales entre el 10% y el 15% es importado).
De no reconocerse el precio internacional, el Gobierno recibiría menores dividendos e impuestos provenientes de Ecopetrol y la empresa tendría que asumir cargas fiscales diferentes a las de su objeto social.
Con menores transferencias de Ecopetrol a la Nación, se incrementaría el costo de la deuda pública y por tanto de las empresas privadas, lo que llevaría a un menor crecimiento económico y un mayor costo para los inversionistas.
Las regalías que reciben las regiones se pagan con base en el precio internacional del petróleo. Por tanto, de no reconocerse ese valor, las alcaldías y gobernaciones recibirían menores recursos que tienen como destino obras de infraestructura vial o de educación entre otros.
Siempre que se cobre un precio diferente al internacional se terminará subsidiando a algún sector particular y la carga financiera recaerá sobre el presupuesto de la Nación, lo que se traduce en un mayor endeudamiento del Gobierno Nacional, mayores impuestos y menor inversión social.
De acuerdo con la Ley 1819 de 2016, el Ministerio de Minas y Energía debe calcular el precio de paridad internacional tomando como referencia el mercado de los Estados Unidos u otro competitivo.
Grandes productores de petróleo de la región, como México, Brasil y Argentina, registran un precio del ACPM muy por encima del de Colombia.